El manejo integrado de plagas (MIP) es crucial en la industria alimentaria para la seguridad y calidad de los alimentos. Las plagas, como cucarachas, hormigas, moscas y roedores, compiten con los humanos por agua y alimentos, y pueden causar varios problemas:

Pérdidas económicas: Dañan mercaderías y pueden llevar a demandas por alimentos contaminados.

Daños estructurales: Afectan las instalaciones físicas y la imagen de la empresa.

Contaminación de alimentos: Pueden inutilizar grandes cantidades de productos.

Enfermedades: Transmiten enfermedades como conjuntivitis, diarrea, tifus, cólera y salmonelosis.

La importancia del MIP radica en proteger la inocuidad de los alimentos y es un requisito previo para implementar el Sistema de Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control (HACCP). Incluye medidas preventivas y correctivas como mantenimiento y limpieza continuos, identificación y control de fuentes de alimento y agua para las plagas, y el uso de trampas y otros métodos de control.

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